Fue un milagro de la vida conocerte, soñar entonces con la eternidad, y entonces nosotros quizá entre miradas quizá entre sonrisas, inocentes, traviesas, decíamos más de lo que las palabras podían decir. Rompíamos hojas de cuaderno, yo te escribía frases que tú guardabas, silenciosa, en tus bolsillos. Jugábamos con el amor sin temor a perder, soñabamos con ganar un viaje a las estrellas, con flotar en un mar de rosas y me susurrabas al oído aquellas canciones que tanto te gustaban, aquellas que disfrutaba oír. Pronto fui esclavo del destino, inocente errante. Desapareciste un día, fuiste fugaz, tan fugaz como un deseo, como un pestañeo... Te fuiste y yo perdí, y tuve miedo.... (mil)
Notas al azar en cuerdas graciosamente nostálgicas y simbólicas...