Cáeme noche en esta tarde de abedules. Trágueme el ocre y apáguense los astros azules. Revienten las olas, que me dejen ver las lumbres en esta playa a solas, desde esta arenosa cumbre. Rojo el sol se pone, que el cielo su naranja exude, que la blanca se asome a los negros mantos esparcidos de luces. Árboles callen sus bocas, díganle al sonido que me escuche, díganle a las sombras, esas que a estas horas ya acuden, mis sueños. (Escrito en clase de MTU)
Notas al azar en cuerdas graciosamente nostálgicas y simbólicas...