Algún día lucharé por la patria y moriré sin disparar una sola bala. Entonces llevaré un polo blanco para que el emblema se marque en mi pecho antes de decir adiós. Algún día cruzaré los aires en algún avión jaspeado, conversaré con el viento, reíre con las nubes, pero moriré al fin y al cabo. Las hojas blancas seguirán flotando en círculos, seguirán su ruta imaginaria hasta doblar su punta, hasta aterrizar. Y llevarán el emblema... como mi pecho, pero no regresarán.
Notas al azar en cuerdas graciosamente nostálgicas y simbólicas...