Tardes de vendavales marcaron nuestro destino,
un paradero bajo un puente y un cielo gris.
Sin querer atravesamos el mismo camino
y sin querer llegamos al término, a su fin.
Nuestros asientos juntos se hicieron distantes,
al fondo del pasillo reposaba muestro amor.
Yo leía, tu cantabas; nuestras miradas constantes
se cruzaron un momento y fingimos que no sucedió.
La melodía me subyugaba a través de tu canción
a creer que existía, de repente, el destino.
estábamos distantes y para acercarme no tuve valor,
quedé soñandote y tú quedaste cantando a mi oído.
La travesía no podía ser tan larga en la ruta.
Bajé yo y me miraste por última vez ese día.
No me quepó, luego, más que una viva imagen tuya
y recordndo aún tu voz, vi cómo cayó el día.
un paradero bajo un puente y un cielo gris.
Sin querer atravesamos el mismo camino
y sin querer llegamos al término, a su fin.
Nuestros asientos juntos se hicieron distantes,
al fondo del pasillo reposaba muestro amor.
Yo leía, tu cantabas; nuestras miradas constantes
se cruzaron un momento y fingimos que no sucedió.
La melodía me subyugaba a través de tu canción
a creer que existía, de repente, el destino.
estábamos distantes y para acercarme no tuve valor,
quedé soñandote y tú quedaste cantando a mi oído.
La travesía no podía ser tan larga en la ruta.
Bajé yo y me miraste por última vez ese día.
No me quepó, luego, más que una viva imagen tuya
y recordndo aún tu voz, vi cómo cayó el día.
Comentarios
Publicar un comentario