Empezaré a desvanecerme al poco rato. Y es que mis letras se van rebelando y luchando por su independencia.
Es la rebelión de los juguetes, esas liras que no tuvieron significados y han dados vueltas por tu mundo,
esas frases que he dicho sin pensarlas mucho y esa falta de hilación entre mis pensamientos.
Todo un mundo se reduce a una puerta, y ésta se está cerrando,
mi mundo va dejando de ser mi mundo, para pertenecerle a mi yo incógnito.
Cállate y escucha, es un poco hostil mi forma de expresarme. Sólo es un grito.
Un grito con sabor a suspiro, a expiración...
¿Lo oyes?
¿Lo lees?
¿Lo saboreas?
Eso es fruto de un arbusto sin espinas,
de una identidad autocrina... que se nutre de lo que había expulsado
que busca un archivo en el pasado y lo convierte en una realidad,
que crea pero no da vida, que vive pero no crea y en esa contradicción se esconde en sus migajas
de imaginación cercana... lejana del último verso pero más cerca de lo que estuvo alguna vez.
Tal vez volverá el viento a andar el ermitaño en busca de un nombre, en su circulo y medio dando vueltas sin parar
es entonces que sentirá que vivía mucho más de lo que creía vivir...
Empiezo a desvanecerme ahora... las imágenes están borrosas y pretenden escaparse...
esas liras se vienen conmigo, a ver si así se deciden en cantar otra vez, pero afinadamente.
Este es el adiós de un presente ex blog, y de un ausente escriba.
Es la rebelión de los juguetes, esas liras que no tuvieron significados y han dados vueltas por tu mundo,
esas frases que he dicho sin pensarlas mucho y esa falta de hilación entre mis pensamientos.
Todo un mundo se reduce a una puerta, y ésta se está cerrando,
mi mundo va dejando de ser mi mundo, para pertenecerle a mi yo incógnito.
Cállate y escucha, es un poco hostil mi forma de expresarme. Sólo es un grito.
Un grito con sabor a suspiro, a expiración...
¿Lo oyes?
¿Lo lees?
¿Lo saboreas?
Eso es fruto de un arbusto sin espinas,
de una identidad autocrina... que se nutre de lo que había expulsado
que busca un archivo en el pasado y lo convierte en una realidad,
que crea pero no da vida, que vive pero no crea y en esa contradicción se esconde en sus migajas
de imaginación cercana... lejana del último verso pero más cerca de lo que estuvo alguna vez.
Tal vez volverá el viento a andar el ermitaño en busca de un nombre, en su circulo y medio dando vueltas sin parar
es entonces que sentirá que vivía mucho más de lo que creía vivir...
Empiezo a desvanecerme ahora... las imágenes están borrosas y pretenden escaparse...
esas liras se vienen conmigo, a ver si así se deciden en cantar otra vez, pero afinadamente.
Este es el adiós de un presente ex blog, y de un ausente escriba.
Comentarios
Publicar un comentario