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Mostrando entradas de octubre, 2012

Célula

Te fuiste sin decir adiós, sin dejar rastro de tu memoria. Cuando sentía que eras parte de mí, cuando éramos uno, cuando juntábamos nuestros oídos y nos lanzábamos al mundo. Y ahora, que he borrado todo rastro de tu nombre, ahora que lucho por olvidar, duele. ¿Qué será? Esta herida aún llevo dentro ¿Qué será? Si no será lo mismo sin ti. Te arrancaron de mí tan rápido como el viento que se llevo tus palabras, y estoy aquí, sin los secretos que guardabas sin esas historias con las que en algún momento soñábamos. cel

Nebulosa

Abre un poco el cielo y esparce las estrellas a tu antojo juguemos a que el mundo es nuestro dentro de lo que queda de inocencia. No me has dicho mucho, tal vez, más has dicho en silencio; lo siento, te he entendido y la noche se marchita y mi silencio se infecta de grillos mientras que escribo un poco o mucho sin un sentido exacto, sin la libertad precisa y sin esa sonrisa que antes, cuando sonreías en aquellos días, lograba abrir un poco el cielo cuando tus puertas oscilaban en esos días fríos en que, yo creo, eran de primavera. Ya se acaba la noche, ya se acaba la mañana, y hay entre cortos pasos, años luz y hay entre el cielo y la tierra azul violeta o verde... la aurora nos observa de cerca verde y violeta ninguno de los dos despierta...

Rodolfa

Aunque no me creas ni el nombre, aunque menosprecies mis palabras esas que alguna vez dije sinceramente... Aunque nuestros caminos sean distantes y nuestras miradas no se crucen tantas veces, tantas veces, como antes... Aunque el virus de la soledad haya calado en tus huesos, y por ello niegues la época de luz roja y navideña, en que nuestros ojos pronunciaron las palabras que ningún hombre inspirado ha escrito... Estoy aquí, a veces, siempre incostante, pero siempre tuyo. Hay tantas estrellas en el cielo, y soy tan incapaz de bajarte una, pero ¡para qué bajar estrellas si puedo elevarte a ellas con tan sólo una frase de esas que tanto te gusta escuchar!