Te asomas de puntitas a la ventana,
tus ojos brillantes de niña esconden
entre sus luces los tiempos
y esos mismos ojitos me preguntan,
me preguntan,
y yo no sé responder.
Eres una hadita vestida de azul,
una dulce ardilla que se esconde del invierno
y juega entre las hojas secas del amor.
Y aunque oigo tu voz, no te encuentro,
y aunque me desvivo en letras
no puedo convencerte de volar.
Mi lupa no puede llegar a ver tu corazón,
que es tan chiquito como tú,
y muy frágil, así como tú.
Y mi corazón de tinta se desangra
por verte sonreír.
Me miras con esos ojitos brillantes,
pero sé que están ausentes.
No sé si brillan de tristeza
o brillan porque sí.
Y yo no sé que responder,
no sé qué hacer para verte sonreír.
Sonreírte tal vez,
pero la hadita azul acaba de partir.
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