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Mostrando entradas de 2012

Célula

Te fuiste sin decir adiós, sin dejar rastro de tu memoria. Cuando sentía que eras parte de mí, cuando éramos uno, cuando juntábamos nuestros oídos y nos lanzábamos al mundo. Y ahora, que he borrado todo rastro de tu nombre, ahora que lucho por olvidar, duele. ¿Qué será? Esta herida aún llevo dentro ¿Qué será? Si no será lo mismo sin ti. Te arrancaron de mí tan rápido como el viento que se llevo tus palabras, y estoy aquí, sin los secretos que guardabas sin esas historias con las que en algún momento soñábamos. cel

Nebulosa

Abre un poco el cielo y esparce las estrellas a tu antojo juguemos a que el mundo es nuestro dentro de lo que queda de inocencia. No me has dicho mucho, tal vez, más has dicho en silencio; lo siento, te he entendido y la noche se marchita y mi silencio se infecta de grillos mientras que escribo un poco o mucho sin un sentido exacto, sin la libertad precisa y sin esa sonrisa que antes, cuando sonreías en aquellos días, lograba abrir un poco el cielo cuando tus puertas oscilaban en esos días fríos en que, yo creo, eran de primavera. Ya se acaba la noche, ya se acaba la mañana, y hay entre cortos pasos, años luz y hay entre el cielo y la tierra azul violeta o verde... la aurora nos observa de cerca verde y violeta ninguno de los dos despierta...

Rodolfa

Aunque no me creas ni el nombre, aunque menosprecies mis palabras esas que alguna vez dije sinceramente... Aunque nuestros caminos sean distantes y nuestras miradas no se crucen tantas veces, tantas veces, como antes... Aunque el virus de la soledad haya calado en tus huesos, y por ello niegues la época de luz roja y navideña, en que nuestros ojos pronunciaron las palabras que ningún hombre inspirado ha escrito... Estoy aquí, a veces, siempre incostante, pero siempre tuyo. Hay tantas estrellas en el cielo, y soy tan incapaz de bajarte una, pero ¡para qué bajar estrellas si puedo elevarte a ellas con tan sólo una frase de esas que tanto te gusta escuchar!

El adiós de las liras

Empezaré a desvanecerme al poco rato. Y es que mis letras se van rebelando y luchando por su independencia. Es la rebelión de los juguetes, esas liras que no tuvieron significados y han dados vueltas por tu mundo, esas frases que he dicho sin pensarlas mucho y esa falta de hilación entre mis pensamientos. Todo un mundo se reduce a una puerta, y ésta se está cerrando, mi mundo va dejando de ser mi mundo, para pertenecerle a mi yo incógnito. Cállate y escucha, es un poco hostil mi forma de expresarme. Sólo es un grito. Un grito con sabor a suspiro, a expiración... ¿Lo oyes? ¿Lo lees? ¿Lo saboreas? Eso es fruto de un arbusto sin espinas, de una identidad autocrina... que se nutre de lo que había expulsado que busca un archivo en el pasado y lo convierte en una realidad, que crea pero no da vida, que vive pero no crea y en esa contradicción se esconde en sus migajas de imaginación cercana... lejana del último verso pero más cerca de lo que estuvo alguna vez. Tal vez volverá ...

Velas

Puedo dormir a la luz de las velas mientras se incendia un corazón marchito, esperar un susurro que me despierta que extinga en silencio mis gritos de auxilio. Puedo vivir muy al revés, puedo arriesgar por obtener y fallar una prueba. Puedo salvarte de un tal vez, puedo llevarte a suponer que soy quien queda por ti para aclararte el cielo gris, para mostrarte el mundo. Dime que hay un porvenir para un pobre mudo. Dime una y otra vez más, y si la palabras faltan yo te las presto, que el futuro no es el final y que para el amor hay remedios. Guárdame en tu botiquín, que sanaré tu cicatriz matando tus penas Canta, intenta sonreír ahuyentemos toda sombra que te separe de mí, enciende las velas.